Javier heredó el negocio de sus padres, quienes a su vez lo recibieron de sus abuelos. Tres generaciones dedicadas a la distribución de materiales de pintura.
El negocio ya superó la riada del 57, pero esta vez el agua lo golpeó con más fuerza. Subió hasta 2,40 metros, dejándolo todo en siniestro total. Se llevó paredes, maquinaria, la instalación eléctrica, el coche y la furgoneta de la empresa.
A día de hoy su negocio consiguió abrir de nuevo, pero todavía necesita ayuda para recuperarse del todo. Por eso lo abrimos aquí.
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