Si el horno de Adrian parecía grande por fuera, por dentro era enorme.
Pero tras la Dana dentro de él solo que daba barro, muebles y cámaras frigoríficas imposibles de mover y restos de lo que un día fue una panadería del barrio.
Para él hacer pan es su forma de vida y tiene claro que por muy duro que haya sido el golpe quiere recuperarse y abrir de nuevo.
Por eso hemos abierto su panadería aquí, para que él la pueda volver a abrir pronto allí.
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